Por. Alfredo Sánchez Aguilar
Por cosas de la vida muchas personas se adentran en el mundo de la fotografía y así como llegan de repente, muchas veces con la misma facilidad lo abandonan. Aquí unos breves consejos para que no desistan.
No importa qué tipo de cámara tenga usted siempre ¡¡¡LEA EL MANUAL!!! El manual es un tesoro de secretos que aparte de enseñarnos las precauciones y las partes de nuestra nueva cámara, también va a enseñarnos cómo funciona y los trucos que trae, pueden ser desde efectos sencillos hasta complicadas funciones en modo manual.
El desahogo: No se limite, dispare fotos a todo lo que vea y a todo lo que le llame la atención. ¡¡ARRIÉSGUESE!! ¿Para qué? Esto le enseñará a darse cuenta de algo que las personas no tienen presente: Las cámaras no ven como los ojos, las cámaras ven mucho menos.

Una vez usted se arriesgue a disparar mucho, entenderá cuáles son los límites del campo de enfoque de su cámara y sabrá qué cabe en una fotografía, recuerde el popular cuadro de Natgeo (sí, el amarillo), hace referencia a lo que cabe dentro del enfoque de una cámara.
El modo manual: Si la cámara que llegó a sus manos tiene modos manuales, no dude ni un segundo en usarlo, siga los dos pasos anteriores y luego arriésguese a jugar con todo el menú de modo manual de su cámara, seguro se sorprenderá cuando vea lo que es capaz de hacer.
El Raw: Si leyó el manual de su cámara seguro se dio cuenta de que existe un formato de archivo que se llama RAW (no todas las cámaras lo tienen), la palabra en inglés traduce literalmente “CRUDO”, y sí, efectivamente, cuando una cámara captura en modo RAW, la fotografía queda guardada en un formato que permite que, metafóricamente hablando, nosotros podamos cocinar el archivo a nuestro antojo, que le agreguemos, le quitemos, le modifiquemos lo que se nos antoje. Claro está que para esto debemos tener ciertos conocimientos de uso de programas como photoshop.